El Papa nos dice que: "En nuestros días, parece que la práctica del ayuno ha perdido un poco su valor espiritual y ha adquirido más bien, en una cultura marcada por la búsqueda del bienestar material, el valor de una medida terapéutica para el cuidado del propio cuerpo". Pero deja claro que el ayuno, indicado ya por Jesús y también practicado en su retiro al desierto; no ha dejado de hacerse presente en todo el Nuevo Testamento, en las primeras comunidades cristianas y en la historia de la Iglesia, repetida por numerosos santos.
El ayuno, se convierte en una práctica ascética que nos ayuda:
- A mortificar nuestro egoísmo y a abrir el corazón al amor de Dios y del prójimo.
- A dar unidad a la persona, cuerpo y alma.
- A facilitar una disposición interior a escuchar a Cristo y a nutrirse de su palabra.
- A tomar conciencia de la situación en la que viven muchos de nuestros hermanos.
Para poder leer el mensaje completo: mensaje cuaresma 2009
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