
El jueves pasado, 6 de Agosto; se conmemoró el 46 aniversario del fatídico lanzamiento de la bomba atómica sobre la ciudad de Hiroshima. Poco ha trascendido de episodios realmente sorprendentes y reveladores como el siguiente:
Testimonio del Padre Schiffer S.J., Sobreviviente de Hiroshima.
Milagro del Rosario en Hiroshima: 06 de Agosto del 1945.
Durante la Segunda Guerra Mundial dos ciudades japonesas fueron destruidas por bombas atómicas: Hiroshima y Nagasaki.
En Nagasaki, como resultado de la explosión, todas las casas en un radio de aprox. 2.5 Km del epicentro fueron destruidas. Quienes estaban dentro quedaron enterrados en las ruinas. Los que estaban fuera fueron quemados.
En medio de aquella tragedia, una pequeña comunidad de Padres Jesuitas vivía junto a la iglesia parroquial, a SOLAMENTE A OCHO CUADRAS (Aprox. 1Km) del epicentro del epicentro de la bomba. Eran misioneros alemanes sirviendo al pueblo japonés. Como los alemanes eran aliados de los japoneses, les habían permitido quedarse.
La Iglesia junto a la casa de los Jesuitas quedó DESTRUIDA, pero su Residencia Quedó En Pié y los Miembros de la Pequeña Comunidad Jesuita sobrevivieron. No tuvieron efectos posteriores por la radiación, ni pérdida del oído, ni ninguna otra enfermedad o efecto.
El Padre Hubert Schiffer fue uno de los Jesuitas en Hiroshima. Tenía 30 años cuando explotó la bomba atómica en esa ciudad y vivió otros 33 años más de buena salud. El narró sus experiencias en Hiroshima durante el Congreso Eucarístico que se llevó a cabo en Filadelfia (EU) en 1976. En ese entonces, los ocho miembros de la comunidad Jesuita estaban todavía vivos.
El Padre Schiffer fue examinado e interrogado por más de 200 científicos que fueron incapaces de explicar cómo él y sus compañeros habían sobrevivido. Él lo atribuyó a la Protección de la Virgen María y dijo: “Yo estaba en medio de la explosión atómica... y estoy aquí todavía, vivo y a salvo. No fui derribado por su destrucción."
Además, el Padre Schiffer mantuvo que durante varios años, cientos de expertos e investigadores estudiaron las razones científicas del porqué la casa, tan cerca de la explosión atómica, no fue afectada. El explicó que en esa casa hubo una sola cosa diferente:
“Rezábamos el rosario diariamente en esa casa".
En la otra ciudad devastada por la bomba atómica, Nagasaki, San Maximiliano Kolbe había establecido un convento Franciscano que también quedó intacto, los hermanos protegidos gracias a la protección de la Virgen. Allí Ellos También Rezaban Diariamente el Santo Rosario.
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