Ante la publicación de un documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre la ordenación sacerdotal, el Observattore Romano publica una entrevista con su secretario Mons. Angelo Amato.
El texto íntegro del decreto es muy breve (se puede consultar aquí).
Ya que la respuesta de los medios de des-información no se ha hecho esperar, lo que quizás sea de mayor interés es la entrevista citada del secretario de la Congregación.
En ella, el arzobispo señala que el decreto es necesario porque "ha habido distintos episodios de pseudos ordenaciones de mujeres en distintas partes del mundo. Además el Decreto General es un instrumento de ayuda para los obispos para asegura una respuesta uniforme en toda la Iglesia frente a estas situaciones. En realidad no se trata tampoco de ordenaciones verdaderas o propias". "Son inválidas y por lo tanto nulas. La disciplina canónica de la Iglesia dice que recibe válidamente la sacra ordenación exclusivamente el bautizado de sexo masculino". "Ésta es una disposición que la Iglesia siempre ha encontrado en la precisa voluntad, totalmente libre y soberana, de Jesucristo que ha llamado solo a hombres como sus apóstoles. La Iglesia se reconoce entonces vinculada a esta elección hecha por el Señor mismo. Por esta razón la ordenación de mujeres no es posible. La Iglesia y su magisterio no tienen autoridad a partir de sí mismos, sino solo a partir del Señor"
La excomunión latae sententiae, prevista en el decreto para quienes "intentan la ordenación sacra de una mujer" o para la mujeres que "intenta recibir el sagrado orden"; significa "primero que la excomunión es automática, ipso facto. Y en segundo lugar prohíbe a la persona excomulgada tomar parte de modo alguno en la celebración del sacrificio eucarístico o de cualquier otra ceremonia de culto público, celebrar sacramentos o sacramentales; y recibir los sacramentos, ejercitar cualquier función en oficinas o ministerios o encargos eclesiásticos, o llevar a cabo actos de gobierno".
La excomunión "esta reservada a la Santa Sede. Se levanta cuando las personas interesadas muestran sincero arrepentimiento y se comprometen a seguir la recta doctrina y disciplina de la Iglesia. La excomunión es una pena medicinal que invita al arrepentimiento, a la conversión y la reparación del escándalo, dado que se trató de una acto público"
Las declaraciones de Monseñor Amato también se pueden leer en Zenit.
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