sábado, 5 de mayo de 2012

La señal de la cruz en la homilía

No son muchos los sacerdotes (pero los hay y algunos muy buenos) que al final de la homilía recitan "En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo" y se santiguan con la consiguiente repetición por parte de los demás.

Traigo por eso a colación un párrafo titulado "No empieces la homilía con la señal de la cruz" del libro «Cómo no decir misa» de Dennis C. Smolarski
Hace algunos años se preguntó a la Sagrada Congregación para el Culto DIvino si era procedente empezar la homilía haciendo la señal de la cruz y con un saludo a la asamblea. La respuesta fue ésta: " Generalmente hablando no es aconsejable continuar con esas prácticas que tienen su origen en la predicación que se hace fuera de la Misa. La homilía es parte de la liturgia; los fieles se han santiguado ya y recibido el saludo al principio de la Misa. Es por tanto, mejor no repetir lo mismo antes o después de la homilía" (Cfr. Notitiae, vol 9, pág 178)

lunes, 30 de abril de 2012

Sobre el «Pro multis»

Ayer participé en la Santa Misa en una pequeña ermita de un pueblo de Valladolid y de nuevo no he oído el pro multis, si no el pro omnibus.
«Tomad y comed todos de él,
porque éste es el cáliz de mi Sangre,
Sangre de la alianza nueva y eterna,
que será derramada por vosotros
y por todos los hombres
para el perdón de los pecados.
Haced esto en conmemoración mía»
Debo reconocer que no siempre estoy atento a las citadas palabras que en ocasiones pasan por la boca del celebrante y la cabeza del participante como un estribillo entre todas las frases de la liturgia eucarística; pero es que en estos días vuelven a estar de "actualidad" (si es que se puede decir así, ya que no dejan de oírse continuamente en todo el mundo) por una carta del Papa Benedicto XVI a los obispos alemanes.
Aun así creo no equivocarme si aseguro que aún no he oído las palabras por muchos en lugar de por todos en la Misa en estos últimos años. Y eso que he participado en muchas y de todo tipo; bueno, en latín no, quizás en esa lengua sí que hubiera podido oírlo, veremos ahora por qué.

Conviene poner en antecedentes ya que muchos de los que lean este artículo no serán conscientes aún del tema, principalmente por desconocimiento pero también y sobre todo porque desde las diócesis, las parroquias y particularmente cada sacerdote, no se ha prestado la atención debida a la petición realizada desde Roma sobre la fórmula de consagración del vino en la Santa Misa.
En Octubre de 2006 la Congregación para la Disciplina de los Sacramentos y el Culto Divino del Vaticano através del cardenal Francis Arinze, comunicó mediante una carta a todos los obispos la decisión de cambiar la fórmula de las Plegarias Eucarísticas en lo que se refiere a la expresión "por todos" que se llevaba usando de manera habitual por motivos interpretativos y exegéticos, pero no de traducción ya que ésta no admite discusión (en las Plegarias en latín siempre se ha utilizado y se sigue empleando el "pro multis").
En la carta enviada a todas las Conferencias Episcopales se dió de plazo un año o dos para realizar las catequesis, plazo ya ampliamente superado en el tiempo. Cabe reseñar que la versión del Misal "modificada" se produjo ya en 2010.
Tal y como recuerda el Papa en la carta citada, se debe de aprovechar el cambio para que se produzca una catequesis al respecto, pero no sólo para los fieles si no también para muchos sacerdotes que son los que en definitiva aplicarán el cambio deseado. Y es que limitar la salvación de todos a "sólo" muchos, para algunos será por lo menos llamativo y desconcertante; pero como dice Benedicto XVI, no se puede excluir la cooperación humana en la Salvación y por lo tanto el mensaje destinado para muchos que se transformarán con la ayuda de la Gracia en muchos más.
Además en el Ritual Romano en latín las palabras mencionadas son siempre por muchos ya que el cambio "por todos" se realizó después del Vaticano II en las traducciones a las lenguas vernáculas y no "en todas" las versiones. En este sentido cabe señalar que Jesús no cesaba de dirigirse en la Última Cena "a vosotros" en referencia a sus discípulos y no a todo el mundo.
Pero lo más reseñable es que la catequesis que el Papa pide que se produzca en los diferentes países antes del cambio y que en algunos como en Alemania (hacia donde va dirigida la carta) no sólo no se ha realizado si no que aún no hay acuerdo entre los sacerdotes; la podamos encontrar en las mismas palabras del Santo Padre.
Esta situación no es nueva y así lo indicaba el padre Nicola Bux en su libro: "La reforma de Benedicto XVI. La liturgia entre la innovación y la tradición" y en donde resaltaba la poca repercusión que la carta del cardenal prefecto Francis Arinze había tenido entre los obispos. Bux resumía las observaciones que el entonces cardenal Ratzinger realizó en el año 2005 en su libro "La Eucarístía como centro de la vida: Dios está cerca de nosotros" en tres puntos:
1.- Jesús ha muerto para salvar a todos y negarlo no es una actitud cristiana.
2.- Dios deja amablemente al hombre libertad de rechazar la salvación, y algunos lo hacen.
3.- «La información según la cual en hebreo la expresión los muchos sería equivalente a todos resulta aquí del todo marginal respecto de la cuestión planteada, por el hecho de que en este caso no había que traducir un texto hebraico, sino uno latino (del de la liturgia romana), que tiene como referencia directa un texto griego (el Nuevo testamento). Las narraciones neo-testamentarias de la institución no son en absoluto una simple traducción (ni mucho menos una traducción errónea) de Isaías, sino una fuente original y autónoma».

Dichas observaciones del cardenal Ratzinger se plasmarían mucho más desarrolladas más tarde en el año 2011 en la segunda parte del libro "Jesús de Nazaret. Desde la entrada en Jerusalén hasta la Resurrección". En ella el ya Papa Benedicto XVI dedicaba un capítulo completo a La última cena, desarrollando de manera exclusiva La teología de las palabras de la institución. En este apartado el Papa analiza las diversas versiones existentes en la escritura sobre la institución de la Eucaristía y los criterios interpretativos a lo largo del tiempo para señalar una solución filológica al conflicto entre las versiones:


"mientras la muerte de Jesús vale «para todos», el alcance del Sacramento es más limitado. Llega a muchos pero no a todos."
Pero no sólo se debe poner el énfasis en las palabras sobre la Eucaristía y la distinción entre le ámbito de ésta y el alcance universal de la muerte de Jesús en la cruz si no que se dan otras referencias en la escritura en donde Jesús da la interpretación fundamental de su misión, como en Mt 10,45: «El Hijo del Hombre no ha venido para que le sirvan, si no para servir y dar su vida en rescate por muchos»


Alguno pensará qué revuelo es éste para dos palabras, pero cabe destacar que no son dos palabras cualquiera, ya que son parte de la Plegaria Eucarística -núcleo de toda celebración-  y como tales sus palabras además de ser pronunciadas sólo por el sacerdote (y los concelebrantes si los hubiera) no pueden ser variadas, cambiadas o suprimidas.

Os animo a que leais la carta entera ya que es una joya para poder comprender un poquito más éste aspecto de la Santa Misa. Y animar a que la lean también los sacerdotes que conozcamos, ya que a partir de ellos se debe de generar el cambio y la catequesis para todos los fieles.

domingo, 19 de febrero de 2012

Cómo recibir la Eucaristía (I)

Creo que casi todo el mundo ha asistido alguna vez a una Misa en la que llegado el momento de la Comunión, el celebrante decide, normalmente de manera unilateral, no repartir la comunión y delegar en otro concelebrante o en un religioso-laico la distribución de la misma.
Otras veces incluso, cuando el número de participantes en la celebración es reducido, la patena e incluso el cáliz, quedan dispuestos en el altar a que cada cual se “sirva”.
Estos puntos sobre la auto-comunión son los que pretendo plantear en este artículo como el primero de una serie que espera dar mediante respuestas ya ofrecidas en la Iglesia, un poquito más de sentido a las cosas que se ven y se hacen diariamente en la Misa.
El punto 94 de la Instrucción Redemptionis Sacramentum[1] de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos recuerda que: «No está permitido que los fieles tomen la hostia consagrada ni el cáliz sagrado «por sí mismos, ni mucho menos que se lo pasen entre sí de mano en mano». En esta materia, además, debe suprimirse el abuso de que los esposos, en la Misa nupcial, se administren de modo recíproco la sagrada Comunión.»

Creo que en este sentido queda bastante claro qué es lo que está permitido y qué es lo que no. Pero, ¿por qué?. Miremos más.
En este artículo[2] se explica estupendamente la historia de la recepción de la eucaristía y los pros y contras de uno y otro modo. Pero principalmente llama la atención la sensibilidad que muestra para determinar que no se trata de “coger, sino recibir” y transcribo:

Hay un aspecto que sí vale la pena subrayar: no es lo mismo "coger" la comunión con la mano que "recibirla" del ministro. El recibir los dones de la Eucaristía, el Cuerpo y Sangre de Cristo, de manos del ministro (el presidente o sus ayudantes) expresa mucho mejor la mediación de la Iglesia. Los sacramentos no los cogemos nosotros, sino los recibimos de y por y en la Iglesia. La comunión no debe convertirse en un "self-service", sino una celebración expresiva no sólo del sentido personal del don sino también de su dimensión comunitaria. [...]
No es, por tanto, un modo expresivo de realizar el rito de la comunión el que el sacerdote deje sobre el altar la cesta o la patena con el Pan eucarístico y se vaya a sentar, dejando que los fieles lo tomen ellos mismos. Es mucho más transparente de lo que es la Eucaristía el que él mismo -y si hace falta con la ayuda de otros ministros- distribuya la comunión. Es Cristo el que nos da su Cuerpo y Sangre. Y el presidente es en la celebración su signo visible, el que hace sus veces.

Cabe señalar tal y como nos recuerda Dennis C. Smolarski [3] que «una de las funciones clave del celebrante es proclamar la Plegaria Eucarística, lo cual lleva consigo otra acción relacionada a la misma que es la distribución de las especies sagradas. En este punto es necesario destacar cómo la instrucción Inaestimabile Donum de 1980 pone en tela de juicio la práctica adoptada en alguna que otra iglesia de sentarse el celebrante durante la Comunión de los fieles mientras un ministro laico se encarga de esa "tarea menor que el sacerdote no tiene por qué hacer". De hecho la instrucción dice enfáticamente (n. 10) que "muestran una actitud represnible aquellos sacerdotes que, aunque presentes en la celebración, se abstienen de distribuir la Comunión y dejan esa tarea a los segrares.» 

En este sentido se encuentra lleno de significado el diálogo ("Cuerpo de Cristo. Amén") que da sentido al rito.
En los mismos términos el artículo citado habla sobre el pasar la patena con el Pan entre los participantes de la Misa:

La Eucaristía no es un hecho meramente personal (cogerla cada uno) ni tampoco sólo un gesto de fraternidad (pasarla uno a otro): sino un sacramento de comunión eclesial que también incluye la mediación vertical por medio de sus ministros. [...]
Sea cual sea la forma exterior del rito, lo que de veras importa es su finalidad última: que el cristiano que comulga entre en sintonía agradecida con el Don de Cristo, que responda interiormente, con fe y amor, a la donación del Cuerpo y Sangre de Cristo. Y que exprese que esto sucede en el ámbito de la acción eclesial, no sólo en clave de devoción personal.

¡Cuánto de ésto último debería tenerse en cuenta en tantas celebraciones comunitarias que se realizan en la Iglesia! Y es que con toda la buena intención del mundo, procuramos acercar el misterio a la gente para que tenga una experiencia personal y lo que hacemos es cambiárselo y edulcorárselo, alejándolos de la experiencia real y comunitaria que en verdad supone el Santo Sacramento.

 

[1] CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO Y LA DISCIPLINA DE LOS SACRAMENTOS. INSTRUCCIÓN REDEMPTIONIS SACRAMENTUM. Sobre algunas cosas que se deben observar o evitar acerca de la Santísima Eucaristía
[2] http://www.mercaba.org/LITURGIA/Gestos/comunion_en_la_mano.htm

[3] Cómo no decir la Misa. Centre de Pastoral Litúrgica. Dennis C. Smolarski.

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